Bicentenario, 200 años de la Independencia Argentina

El día de ayer, asueto administrativo en la Ciudad de Córdoba, con motivo de celebrarse 443 años de su fundación a orillas del Río Suquía por Don Jerónimo Luis de Cabrera; quizás sirvió para analizar algunas cuestiones que reúnen a 3 aniversarios: diferentes en su concepto, también en su importancia. Pero ese, es el motivo de algunos feriados conmemorativos, además de fomentar el turismo y poder aprovecharlos para descansar: que sirvan para debatir, recordar y enseñar a los más pequeños.

El Bicentenario de La Independencia Argentina, 9 de julio de 1816 – 2016

Quizás todavía sigamos confundiendo qué se celebra el 25 de mayo y qué el 9 de julio. En la primaria repetimos hasta el hartazgo que uno es el primer grito de libertad y establecimiento del gobierno patrio, que sucedió en Buenos Aires con el Cabildo Histórico; mientras la otra lleva el recuerdo a Tucumán, en esa casita tan bonita que pintamos mil veces, sus columnas torneadas y simetría en la fachada: allí se firmó la independencia.

Algo que destacar, del estudio de ambas, es que si bien se recuerda el día en particular, no fueron procesos repentinos e improvisados. Todo cambio importante, toda gesta histórica, lleva su tiempo. En la semana de mayo estudiamos casi de forma de cuento los sucesos, recordamos la lavandera, la mazamorrera, y en especial a French y Berutti repartiendo escarapelas. Pero Tucumán también tuvo sus discusiones, debates, idas y vueltas. Semanas más, semanas menos, fueron procesos, no sólo un hecho aislado.

Valientes que, como Belgrano, San Martín, Mariano Moreno, Güemes, y otros tantos patriotas en serio, recorrían a caballo la extensión del país que, aún hoy en avión o yendo en auto, nos parece largo y ancho. Territorio que no tenía infraestructura vial, sólo algunas postas para que el chasqui cambie de animal, se aprovisione de carne secada al sol, una bota de vino y un sorbo de agua. Valientes, que sin tanta comunicación, quedaban de reunirse en un día y fecha, ahí al lado de la iglesia, a orillas del arroyo o entre el manzano y el mistol.

Que pasamos del taxi-colectivo, que generó revueltas e incidentes contra los tranvías, entre denuncias de competencia desleal, quema de coches, impuestos contra el nuevo invento; como justamente lo que hoy se vive con las aplicaciones para pedir taxis y la empresa multinacional de viajes que acaba de llegar al país. Que pasamos de pagar el boleto en efectivo, y nos dieran un ticket lleno de colores en papel finito, a una tarjeta plástica con chip que no necesita más que acercarla a un lector electrónico.

Primeros «taxi-colectivos», eran autos adaptados para llevar 5 pasajeros más el conductor, en recorridos con destino fijo. Foto: Wikipedia

Un bicentenario que nos recuerda al 2010, con festejos realmente espectaculares, con coreografías audiovisuales que, seamos de la ideología que seamos, eran emocionantes de repasar tantos hechos históricos, industriales, acompañados en un colorido de movimiento y secuencia que nos sorprendía y maravillaba. Un bicentenario que hoy nos encuentra distintos, ni mejores ni peores, sí cambiados: todos cambiamos. Somos 6 años más viejos, tuvimos 6 años para reflexionar, aprendimos 6 años más de historia y crecimos.

Un bicentenario que no debemos caer en que es una fecha más, sino una nueva oportunidad para el rencuentro del pueblo. Que a pesar de las diferencias todos habitamos este suelo, que hemos progresado y, equivocados o acertados, podemos cambiar y mejorar por el tiempo que viene. Un comienzo a mitad de camino, retomando y forjando ideas y proyectos, de caminar hacia adelante basados en la democracia, la república. Gestar la tolerancia y el respeto por las diferencias, promoviendo la comunión patriótica que tanto envidiamos a otros países que no se avergüenzan de decir que son los mejores del mundo, mientras vemos a cada cuadra una bandera.

200 años que nos llevaron de cruzar el país en carretas, por el camino que unía Buenos Aires con el Alto Perú, que en la Provincia de Córdoba tenemos el Camino Real, recorrido recuperado y puesto en valor para traerlo a la memoria de otros tiempos; una Argentina que pasó de su primer colectivo, invento atribuido al Pueblo de la Nación, a los nuevos piso bajo y adaptados fabricados en industrias del país, el trunco proyecto del Tren Bala y la expectativa de hacer un canal gigante, una hidrovía que una Córdoba con el mar.

Un momento de compartir recuerdos, ideas, pensamientos; de aprender del otro, de ser tolerante con uno mismo, de repensarse uno para repensar al resto, de cambiar íntimamente para generar grandes cambios. Un instante para mirar adelante, respirar profundo, dejar atrás los obstáculos ideológicos, sentimentales, físicos, el segundo en que las campanadas suenan a la media noche y, el día ya es otro.

Los 443 años de la Ciudad de Córdoba, en el contexto del Bicentenario del País

Hace un tiempo que en la Ciudad de Córdoba se festeja poco. Y eso que el cordobés es fiestero. Pero, hace años que ya el cambio de guardia del Cabildo Histórico no se pasa por la televisión, y el ir hasta el centro a un acto, día feriado y con frecuencia de colectivos recortadas, digamos que no es negocio.

Poco atractivo tiene si es un acto protocolar exprés, donde el izado de la bandera y el canto del himno resume 443 años en una breve reseña sin más preámbulo ni comentario posterior. Es, casi, la excusa de tomarse el día quien así puede disponerlo: es un «asueto administrativo», es decir, sólo lo aplican la administración pública, algunas empresas dependientes del gobierno de la ciudad y reparticiones de la provincia que adhieran. El resto de los 2 millones y algo de habitantes de Córdoba y el Gran Córdoba, vida normal.

Plaza San Martín: la catedral y el cabildo histórico. Foto: twitter @municba
Plaza San Martín: la catedral y el cabildo histórico. Foto: twitter @municba

Vida normal que no lo es tanto. Y me perdone el intendente, pero debo hacerle una crítica que, seguramente, no le va a gustar. Ahora que los drones están de moda, quedan muy bonitas las fotos sacadas desde la altura. Claro, ésto siempre que lo que entra en el cuadro de la fotografía aérea sea una zona bien iluminada, con un bello edificio histórico y la oscuridad de cómplice por tapar algunos espacios.

La ciudad que cumplió el año pasado 442 años, que cumple 443 y, sí adivino, el que viene cumplirá 445. Es la misma ciudad que asumió un intendente y luego otro, y otro, alternándose cada 4 años. Una ciudad complicada, con impuestos y tasas caras que el vecino ya se resiste a pagar si no lo ve en servicios, una ciudad que en zonas luce abandonada y en otras áreas se hacen obras arriba de otra obra y así sucesivamente tapando una obra tras otra y otra en maquillaje y estética principalmente del centro.

Siendo el territorio urbano más grande de todo el continente, la segunda ciudad más importante política y socialmente del país, esta Córdoba, MI ciudad y la de usted que está leyendo, es la que me avergüenza cuando cruzo un estudiante que la eligió para vivirla y disfrutarla, pero se encuentra con un paro de basureros durante 4 días. Con una marcha cada semana, con el paro de colectivos «sorpresivo» de cada trimestre.

Vista aérea del Palacio Municipal 6 de julio, sede del Gobierno Municipal. Todo: twitter @carito_riveros
Vista aérea del Palacio Municipal 6 de julio, sede del Gobierno Municipal. Todo: twitter @carito_riveros

¿Pero sabe qué? Sigo amando Córdoba, la ciudad, la provincia, mi barrio, las calles bacheadas eternamente, las veredas angostas de baldosas flojas en el centro, la cañada con su aroma característico y hasta la hierba crecida con mosquitos. Amo Córdoba por que aún creo en ella, tengo todavía la oportunidad de caminarla, de vivirla intensamente a mi manera, aún cuando no acuerde con el jefe político que, circunstancialmente, está hoy gobernando democráticamente hasta que a otro le llegue el turno.

Tránsito Córdoba también festeja 5 años de independencia

Tránsito Córdoba es un medio de comunicación jóven, así al menos lo definen algunos colegas periodistas en charlas que compartimos. Nosotros preferimos llamarlo «proyecto», ya que todavía es una iniciativa que tenemos el orgullo de gestionar, pero que por extensión es de toda la comunidad cordobesa.

Es una plataforma de varios medios y perfiles, es decir: twitter, facebook, instagram, la página web, la aplicación. De hecho, cuando decimos que es un poquito de toda la comunidad cordobesa, es por que representa en números la comunidad virtual y digital más grande y participativa a nivel ciudad y provincia, en comparativa con medios tradicionales. Todos los días casi 100 mil cordobeses se informan del estado del tránsito y transporte en la ciudad, los caminos y rutas de la provincia, eventualidades y novedades relacionadas, turismo.

Y es nuestro objetivo ser útiles, en primer lugar al usuario, al participante de esta conversación bidireccional con la cual nacimos, crecimos y podemos mantener de forma independiente. De ser útiles para reclamar lo que esté mal, de exigir a quien corresponde y tiene el poder de darle solución, de felicitar a quien hace las cosas bien, pero no de aplaudir fanáticamente al que hace lo que es su responsabilidad y trabajo, queriendo exaltar méritos que no corresponden. De escuchar a quienes confían en nuestra información, nos exigen más profesionalismo, nos reclaman que sigamos libres de cuestiones políticas y que ayudemos a gestionar soluciones verdaderas.

Y es así, que de ese 12 de octubre del año 2011, Tránsito Córdoba ha crecido y se consolidó como un medio, una fuente de información, una comunidad de personas reales, sin robots automatizados que replican y replican. Así se mantiene este proyecto, de alegrías y errores, de aprendizaje y esfuerzo, pero sobre todo de compromiso con el proyecto mismo, con quienes desean participar de el, y con quienes quieran ver una Córdoba mejor: más limpia, más ordenada, más linda, con obras reales y no palabras.

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